Proyecto protege laderas y quebradas forestales

Las técnicas desarrolladas en laderas y quebradas tienen relación con la contención del suelo, la infiltración del agua lluvia y trabajos específicos en zonas de mayor fragilidad de suelos, como en los sectores con cárcavas.

Por: La Discusión 
Uno de los principales impactos que causaron los incendios forestales de comienzos de año, fue la desprotección y daño del suelo. Para esto, se están implementando diversas medidas que permitan proteger estos terrenos, especialmente en cuencas abastecedoras de agua para el consumo de comunidades vecinas. Como parte de estos trabajos, se identificaron diversas cuencas con diferentes grados de afectación por los incendios. En estos sectores, que en Ñuble se localizan principalmente en el Valle del Itata, actualmente se desarrolla una serie de buenas prácticas, como la labor que desarrolla Bioforest, el área de investigación de Empresas Arauco.

Laderas y quebradas

Las técnicas desarrolladas en laderas y quebradas tienen relación con la contención del suelo, la infiltración del agua lluvia y trabajos específicos en zonas de mayor fragilidad de suelos, como en los sectores con cárcavas. Beatriz Barría, jefa de la División Silvicultura de Bioforest, explicó que entre los principales tratamientos desarrollados en suelo destacan el subsolado, triturado y ordenamiento de desechos.

El primero de ellos corresponde a la realización de surcos en los suelos, que buscan minimizar la velocidad de escurrimiento del agua luego de las lluvias. De este modo, al ser arrastradas, las partículas de suelo son capturadas por los surcos. Por su parte, el tratamiento de triturado consiste en que todo material vegetal que existe en terreno se reduce a pequeñas astillas que se esparcen en la ladera, con el objetivo de cubrir el suelo e impedir que lo afecte el golpeteo de las gotas de lluvia y así evitar que éste se desagregue y se pierda con el escurrimiento superficial.

Además, en el largo plazo este material orgánico se incorpora al suelo aportando nutrientes que mejoran su productividad y la de las plantaciones futuras, además de mejorar la temperatura interna y la capacidad de almacenar agua dentro del suelo. Otro tratamiento de conservación de suelo es el ordenamiento de los desechos vegetales que quedan en la ladera luego de una cosecha. Esta técnica consiste en disponer este material en hileras o cordones cada cierta cantidad de metros en curvas de nivel, con el objetivo de generar un impedimento físico al movimiento superficial del agua lluvia en las laderas.

Control de cárcavas

Otras acciones relacionadas con la protección de las aguas de consumo humano y el suelo tienen relación con los caminos forestales; para ello fue necesario realizar una evaluación de los caminos en cuencas afectadas por incendios en términos de determinar requerimiento de mantención, construcción de obras civiles, reparaciones o mantenciones de alcantarillas, perfilados de caminos y todas las buenas prácticas que permitan disminuir el impacto que pudiera tener este invierno post incendio en la calidad del agua y en específico en la sedimentación producto del arrastre de suelo.

Las cárcavas son erosiones severas, producto del arrastre de suelo, lo cual genera grietas que provocan finalmente pérdida de productividad. En estos lugares se han construido diques con sacos, con el objetivo de contener grandes volúmenes de sedimentos que pudieran ser transportados en épocas invernales y de fuertes lluvias a esteros o ríos y de ahí a áreas de captación de agua para consumo humano.

Con los diques se genera una barrera al escurrimiento de agua lluvia generando lugares de decantación de sedimentos. Estas estructuras permiten contener cantidades de sedimentos que, en algunos casos, pueden equivaler a varias camionadas. Con la finalidad de estimar la eficacia de los tratamientos de conservación, Bioforest desarrolla un plan de investigación dentro del patrimonio forestal instalando parcelas de erosión, que corresponden a mallas de geotextil que capturan el sedimento que arrastra el agua que escurre superficialmente, con el propósito de cuantificar después de una lluvia el suelo arrastrado por el agua en las laderas con tratamientos, lo cual se contrasta con parcelas testigo ubicadas en laderas donde no se ha realizado ninguna obra de conservación.

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